De quien, aun poseyendo grande ingenio, se acarrea su propio daño
HOROZCO, II, 35 [1589: 69]
La araña, y el gusano de la seda
un tiempo competieron, y él dezía
necia y torpe ¿Qué ingenio avrá que pueda
ygualar al primor del arte mía?
Y ella dixo, pues bien ¿Qué bien te queda
de ingeniar en tu daño noche y día?
Yo passo, y tenga ingenio quien quisiere,
que el necio bive, y el discreto muere.
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